Hacker ético... ¿qué ética?

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Cuando una persona con curiosidad en la cultura hacker acude a Internet a preguntar por el siginificado de ésta, es muy probable que reciba una respuesta mancillada por la marca empresarial. El hacker, se suele decir, es aquel usuario avanzado de la tecnología informática que utiliza sus habilidades para irrumpir en sistemas informáticos. Después de esta primera definición, que no es del todo correcta, suele venir una clasificación de los tipos de hackers, principalmente en dos grupos: hackers de sombrero blanco (white hat) y de sombrero negro (black hat). En el sentido común de las sociedades occidentales, el blanco se suele atribuir al bien, mientras que el negro queda reservado para representar el mal. Se intuye, por tanto, que esta clasificación diferencia entre hackers "buenos" y "malos". A los primeros, el mundo empresarial los llama hacker éticos, pero, ¿a qué código ético obedecen? ¿qué es el bien para el hacker ético?

En un mundo dominado por la ideología capitalista, esta ética hacker, hacer el bien, consiste en utilizar ese conocimiento avanzado para ayudar a las empresas a mejorar su seguridad y eficiencia. El hacker bueno es el que apoya el negocio sostenido sobre la explotación del trabajo. Esa es la ética a la que obedece: la ética del capitalismo. Lo que hoy se llama Ciberseguridad, Hacking Ético o White Hat, es la victoria de la ideología capitalista y la derrota de un movimiento cultural que planteó un uso emancipatorio de la tecnología.

El amplio debate que existe sobre el origen de la cultura hacker, que incluso se difumina en debates sin sentido sobre el origen mismo de la palabra "hacker", no es más que humo para esconder la realidad. El Movimiento Hacker (MH), nació de la necesidad de hacer efectiva la libertad de información y la liberacion del código fuente de la lógica de apropiación capitalista, para poner este código a disposición del libre desarrollo, uso y modificacion sin limites ni control empresarial. El MH genuino se compone de amantes de la tecnología que investigan más allá del diseño predefinido, buscan errores, formas de modificar y métodos para superar toda restricción que las empresas imponen a las tecnologías, tanto material como intelectualmente. Entender que el acceso universal y gratuito a la tecnología es un derecho que hay que defender, por medio de la construcción de tecnología libre de la lógica capitalista, es lo que convierte (o convertía) a un entusiasta de la tecnología en un Hacker.

Como se cita en un artículo publicado en el medio Contra Cultura, titulado "Retos del Movimiento Hacker", podemos tomar como referencia los puntos de la "Ética Hacker" que nos propone Steven Leavy en el libro "Hackers Heroes of the Computer Revolution":

  • Toda la información debe ser libre.
  • Desconfianza en la autoridad, promover la descentralización.
  • Los Hackers deben ser juzgados por lo que hacen, no por su raza, edad o clase.
  • Se puede crear arte y belleza en el ordenador.

Como toda subcultura urbana relacionada con un impulso político emancipador, a partir de la década de los 90, el MH fue transformándose en una cultura cada vez más empresarial, donde tanto la estética como el espíritu técnico del MH se mantiene, pero el ideal político detrás de este se va sustituyendo por los intereses capitalistas bajo la argumentacion de que los hackers "somos los buenos" y "hacemos el bien", porque en vez de expropiar o robar a las empresas y liberar información confidencial de los gobiernos, ahora nos dedicamos a mejorar la seguridad de estos. Esta posición ha ganado mucha fuerza, sobre todo por la creciente dependencia de la ciberseguridad que se da en los nuevos modelos de produccion capitalistas, donde la tecnología informática tiene cada vez más peso y supone al mismo tiempo un peligro para la continuidad del negocio. Desde estados, universidades y empresas, hasta el youtuber adolescente que publica tutoriales sobre hacking, todos reproducen esta nueva idea, como engranajes de una gran máquina de propaganda que transforma una cultura con voluntad emancipadora en un nuevo nicho de mercado. Así, la cultura Hacker se sustituye por la cultura InfoSec.

Donde antes se encontraba apoyo mutuo y solidaridad, ahora nos encontramos con el individualismo más feroz. Donde antes se buscaba anonimato y pasar desapercibido, ahora la lucha de egos es constante. Cuando se desarrollaban aplicaciones libres para construir una independencia técnica respecto de las empresas, ahora esto se hace para rellenar el currículum. El hacker ya no tiene un propósito ético emancipador, sino una carrera empresarial que construirse, una ética servil a la que someterse.

El panorama es desolador, pero esto no significa que aún no exista una resistencia. Diferentes colectivos que desarrollan Software Libre, aplicaciones de comunicación, protocolos de cifrado o incluso módulos para videojuegos, colectivos que ofrecen servicios gratuitos y libres, redes autónomas y descentralizadas, encuentros de Hackers, HackLabs, ataques, expropiaciones y un largo etcétera de pequeños colectivos e individuos en el que nos incluímos, mantienen vivo lo que puede quedar de este movimiento. No lo hacemos por dinero, ni para conseguir un trabajo, ni tampoco para tener reconocimiento ni labrarnos fama en Internet. Hacemos esto por la emancipación de nuestra clase, por un mundo sin explotación ni opresión, construyendo una capacidad técnica independiente de la lógica burguesa.

La única ética que defendemos es aquella relacionada con la emancipación. Nos han convencido de que un hacker ético, un hacker bueno, es aquel que ayuda a mejorar los negocios de las empresas, haciendo pasar la ética por algo desideologizado, que solo obedece al bien de todos, cuando en realidad obedece al bien de los empresarios, al bien del capitalismo, al bien de la explotación. Para nosotros, lo ético es todo lo contrario, y consiste en utilizar el conocimiento para volverlo contra el capital. Expropiar es ético. Liberar código es ético. Construir infraestructuras independientes es ético. Modificar y explotar la tecnología para los fines propios de nuestra clase y de su emancipación: esos son los principios de nuestra ética.

Cuando nos quieran vender un ética hacker, tenemos que preguntar, ¿ética, para qué clase?