Retomando el trabajo
Cuando hace ya dos años empezamos este proyecto, no pensábamos llegar a tanta gente ni despertar tanto interés entre la militancia revolucionaria. Sabíamos que entre los espacios militantes existía la necesidad de extender una cultura del uso seguro de las herramientas informáticas, debido a las carencias existentes en este ámbito y por la ausencia general de esfuerzos colectivos por atajar la situación. Sin embargo, la confianza que teníamos en la efectividad de un trabajo como el que emprendió nuestro colectivo era muy limitada. Un esfuerzo como el nuestro era y es pequeño para reconducir una situación cuyas causas superan con creces nuestra capacidad.
Las causas de esta situación pueden ser muchas, pero creemos que las principales son, por un lado, la dificultad de comprender la complejidad, los peligros y las potencialidades de las tecnologías que utilizamos y, por otro lado, el carácter desorganizado, grupuscular o individual en el que se encuentran aquellos que sí tienen conocimientos informáticos, sobre todo en ciberseguridad.
Como máquina universal, hoy en día la computadora es capaz de mucho sin una gran necesidad de recursos. Por eso el fenómeno del Free and Open Source Software, que en nuestro manifiesto quedaba señalado como una forma de producción con gérmenes emancipadores, se ha concentrado en el sector de la producción donde existe menos dependencia del dinero y de recursos logísticos, y allí donde la creatividad y la producción han coincidido en un espacio de posibilidad sin muchas de las constricciones existentes en otros sectores. Esto permite que pequeños grupos de trabajadores con inquietudes anticapitalistas puedan con pocas manos, poco material y unas pocas donaciones en algunos casos, crear infraestructuras de comunicación autónomas para sostener la labor de diferentes esfuerzos anticapitalistas, independientemente de su filiación ideológica (siempre dentro de determinados límites). Hay que añadir a esto el hecho de que el conocimiento juega un papel esencial en esta tendencia a crear pequeños colectivos, en tanto que si ya el comunismo es minoritario entre los trabajadores, de entre estos es aún menor el buen conocimiento de las Tecnologías de la Información (TI) aunque, por otra parte, el conocimiento nunca había estado tan accesible como lo está hoy. Consecuentemente, las formas organizativas más frecuentes que se han adoptado en este frente son los pequeños colectivos (como el nuestro) o los movimientos abstractos (como Anonymous). Casi cualquiera de los grupos que se dedican a estas tareas, incluídos nosotros, se dirán a sí mismos colectivos.
Subvertir esta situación de aislamiento y de concentración del conocimiento en unos pocos técnicos ha sido siempre la tarea de nuestro colectivo. Que el proletariado organizado pueda contar con eficaces departamentos de capacidades logísticas digitales defensivas y ofensivas; he ahí nuestro horizonte.
# Algunos cambios tácticos
No está entre nuestras pretensiones la de hacer un llamamiento a la unidad, porque sabemos que correrá el mismo destino que los cientos de llamamientos mal calculados que se han hecho en otros ámbitos de la militancia. Se suma a esto el hecho, triste para nosotros, de que se ha mostrado más interés en nuestro colectivo por parte de militantes sin conocimientos infomáticos, que por parte de aquellos colectivos y personas que conocen bien estas tecnologías. Por eso, si bien seguimos apelando a estos colectivos y relacionándonos con ellos, preferimos plantear un recorrido gradual en el que se desarrollen dos tipos de tareas enfocadas a hacer converger el mundo de las TI con la militancia organizada.
En primer lugar, queremos dar a conocer entre el conjunto del proletariado los esfuerzos, progresos y potencialidades comunistas que se han desarrollado en el mundo de las TI, independientemente de las ideas que cada uno de los impulsores de estos esfuerzos tengan acerca se la sociedad capitalista y de su superación. Es decir, dar a conocer estos entornos técnicos y culturales, e hilarlos con su tendencia hacia la abolición del capitalismo o, al menos, con lo que pueden aportar a la organización logística del proletariado. Mediante este ejercicio, pretendemos acercar el ámbito cultural ya existente en el sector de la tecnología hacia el sector de la militancia organizada.
En segundo lugar, para generar la cultura de seguridad ausente en el entorno militante, vamos a modificar la forma en la que vamos a desarrollar nuestra actividad de cara a la formación de seguridad entre los trabajadores. Hasta ahora, nuestra táctica en lo que se refiere a aportar herramientas y conocimiento defensivo se había centrado en ofrecer todo de forma que pudiera se entendido hasta por el usuario menos experimentado. Esto nos suponía un esfuerzo que provocaba que proyectos de lo más interesantes acabaran abandonados en una triste carpeta en el sistema de ficheros. Intentar simplificar lo complejo es muy difícil y muchas veces imposible. Por eso, si bien vamos a seguir manteniendo la idea de hacer accesible tanto la autodefensa como la ofensa digital a todos los militantes, esto ya no lo haremos de forma directa, sino mediada. Esto significa que en algunos casos vamos a delegar en los militantes con conocimientos tecnológicos la tarea de transmitirlos a sus propias organizaciones, ya que ellos conocen mejor la situación concreta dentro de cada organización y seguramente sepan adaptar mejor la relación entre el conocimiento y su transmisión.
La traducción palpable de esto va a ser que si hasta ahora todos los artículos y guías estaban hechas para ser comprendidas por todo el mundo, ahora desarrollaremos contenido que a veces dará por hecho un cierto grado de formación en materia tecnológica. Cuando hablamos de delegación, por tanto, es nuestra forma de hacer un llamamiento sin hacerlo: delegamos en las organizaciones y en los militantes la responabilidad de transmitir la cultura de seguridad que no podamos popularizar por nuestra cuenta. Será la voluntad de cada militante y de cada organización la que haga de nexo entre sus necesidades y lo que nosotros podamos ofrecer.
El esfuerzo por producir un progreso en lo que concierne al aspecto cultural y logístico en el ámbito de ciberseguridad debe ser un esfuerzo colectivo y no de un colectivo. Un esfuerzo no solo orientado a la formación de pequeños grupos o individualidades técnicas, sino de fomentar una cultura de seguridad al nivel de toda nuestra clase.